Salmo para las víctimas de la violencia

[vc_row][vc_column][vc_column_text] Coro de la Universidad de los Andes, Carolina Gamboa directora Coro de la Universidad Javeriana, Alejandro Zuleta director Ensamble de Percusión Universidad Javeriana, Eduardo Caicedo director Juanita Leal, Soprano Ana Mora, Mezzo-soprano Héctor Camacho, Tenor Santiago Velásquez, Tenor Emanuel Palma y Laureano Quant, Barítonos Carlos González, Bajo Carolina Gamboa

Inicia

10 mayo, 2021 - 5:00 pm

Termina

10 mayo, 2021 - 6:00 pm

Coro de la Universidad de los Andes, Carolina Gamboa directora

Coro de la Universidad Javeriana, Alejandro Zuleta director

Ensamble de Percusión Universidad Javeriana, Eduardo Caicedo director

Juanita Leal, Soprano

Ana Mora, Mezzo-soprano

Héctor Camacho, Tenor

Santiago Velásquez, Tenor

Emanuel Palma y Laureano Quant, Barítonos

Carlos González, Bajo

Carolina Gamboa Hoyos, directora general

* Este video corresponde a su estreno mundial el lunes 19 de mayo de 2014, en el Auditorio Fabio Lozano *

SALMO POR LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA (1995)

En memoria de todos aquellos que han sido asesinados de manera infame…

Johann Hasler nació en Medellín en 1972. Su trabajo combina la composición, la musicología y la docencia universitaria. Es compositor graduado del Conservatorio de la Universidad Nacional de Colombia y tiene un doctorado en composición de la Universidad de Newcastle (Inglaterra) en el cual combinó la composición con la investigación musicológica, en particular en lo referente a las relaciones entre esoterismo y música. Es uno de los pocos especialistas en el mundo (y el único en Colombia) en el campo de la música especulativa, la cual se ocupa del estudio de las influencias esotéricas en la teoría musical. Ha sido docente de las universidades INCCA, Nacional y El Rosario en Bogotá, Newcastle University en Inglaterra, el ICESI de Cali y la Universidad de Antioquia de Medellín, en la cual se desempeña como docente de composición desde junio de 2008.

Sus obras se han presentado en Bogotá, Medellín, Cali, Ciudad de México, Bratislava (Eslovaquia), Punta Gallegos (Argentina), Cincinnatti y Bloomington (Estados Unidos), York, Dartingon y Newcastle (Inglaterra). Ha obtenido dos veces el Premio Nacional de Composición del Ministerio de Cultura de Colombia (en 1993 y 1996), y sus obras han sido grabadas y publicadas en forma de partitura por editoriales y sellos discográficos en Colombia, México, Holanda y Bélgica. Su catálogo actual supera las 200 obras, con un gran componente de música vocal y coral.

El Salmo por las víctimas de la violencia es una obra para gran coro de por lo menos 96 voces y ensamble de percusión (timbales, bombo, campanas tubulares, gong, platillos de choque y platillos suspendidos) y representa una postura poliestilista a nivel musical.

El texto en latín, tomado del Salmo 42, es la base conceptual y estructural de la obra. En la primera parte, el Salmo presenta al hombre frente a Dios, pidiéndole que haga justicia frente a los enemigos, que no lo olvide ni lo rechace y que lo saque de la sombra de la violencia y la opresión que los enemigos han instaurado. Estas dos primeras estrofas presentan la angustia de la postura humana frente a la violencia reclamándole a la divinidad para que haga justicia y la situación de violencia termine pronto. En la segunda parte del Salmo, por el contrario, se presenta al hombre pidiéndole a Dios que le envíe la luz y la verdad para que le sirvan de guía hacia la morada divina, posteriormente recordándole a su alma humana que no debe preocuparse ni entristecerse, sino que debe tener esperanza porque la salvación divina vendrá pronto.

De igual manera que el texto es contrastante, de la oscuridad a la luz y del desaliento a la esperanza, la música tiene un gran arco compositivo que va de la disonancia a la consonancia y de la densidad a la transparencia textural. En la primera parte, siguiendo los textos desesperanzados y reclamantes, se alternan secciones atmosféricas con armonías aditivas disonantes y secciones contrapuntísticas con complejas melodías atonales, que poco a poco llevan a un gran clímax en la sección aleatoria central, basada enteramente la repetición mántrica de secciones del texto hablado contra un murmullo caótico del ensamble de percusión.

La segunda parte de la obra presenta un cambio radical de sonoridad y textura, y está dominada por voces solistas acompañadas por la gran masa coral. A petición expresa del compositor, estos solistas deben provenir del coro para mantener la intención acústica y psicológica de la obra. A manera de pivote entre las dos secciones de la obra, el coro masculino comienza reiterando el texto inicial del Salmo (“Judica me Domine”) con un cluster muy estrecho y disonante, del cual surge una línea heróica del primer tenor solista, que reitera el texto central de la primera sección (“Ab homine iniquo et doloso erue me”). Al final de esta exultación heróica del primer tenor solista, y de manera cortante y sorpresiva, el acompañamiento coral abandona la disonancia y la complejidad y empieza a presentar armonías exuberantes neo-tonales que acompañarán al resto de los solistas. Sucesivamente, otro tenor, dos barítonos, una mezzo-soprano y una soprano comienzan a interpretar los textos del salmo que invocan la luz, la verdad y la esperanza usando melodías inspiradas en el canto llano medieval. La obra termina con un íntimo y profundo diminuendo coral en donde se combina el texto final del Salmo “Deus meus, Amen” con una corta invocación a Yaweh, el nombre propio utilizado en la Biblia para para designar y diferenciar al Dios supremo de las religiones judeocristianas.