Notas al programa:

Desde el siglo XIX ya se tienen referencias sobre estos géneros de música tan auténtica y tan querida. Poco a poco las canciones y las danzas fueron volviéndose un común denominador para la cultura general colombiana, a pesar de que no todas sus regiones las tienen, como la costa por ejemplo. La producción de la música de cuerda, diríamos, se centra alrededor de las regiones cobijadas por la Cordillera de los Andes y de ahí su denominación de música andina.

Fue tan exitosa esta tradición emergente del s. XIX, que no sólo prevaleció sino que a través de los años evolucionó muy positivamente. Nuevos y jóvenes músicos llegaron a enriquecer los géneros y aportaron también nuevas y modernas ideas. La guitarra, el tiple y la bandola y, por supuesto el canto, fueron los iniciadores de esta gran tradición musical y lo que en sus inicios revestía una gran sencillez en lo musical, fue incorporando poco a poco nuevos instrumentos, armonías más complejas y refinadas, así como nuevos contenidos expresivos en los textos. Estos hablan, desde siempre, acerca de la vida, la belleza de la naturaleza o de ciertos lugares, los entornos precarios, las dificultades, actitudes, ilusiones y frustraciones, y por supuesto del amor y el desamor, que a todos nos toca. Es un espíritu romántico, sin duda, que guarda las expresiones más sinceras y profundas de lo que puede sentir un ser humano. Por ello, con ese aire universal y tan humano, es fácil reconocernos a nosotros mismos en sus letras y sentires. La sencillez de la música, además, nos los facilita. Melodiosa siempre, alegre o triste, nos está invitando a hacer parte de ella. De pronto es que todo se convierte, como con magia, en una suma de corazones que vibran coordinadamente al dejarnos que la música y esa poesía auténtica nos lleven por nuestro más íntimo sentir.

La creatividad es amplísima y se reparte entre muchos géneros, donde los principales son el bambuco, el pasillo, el torbellino, la guabina, el bunde, la danza, aunque hay varios más. Cada uno de ellos tiene características especiales aunque todos comparten, salvo la danza, el compás ternario o alguna de sus variantes, lo que nos hace intuir que en sus orígenes surgieron con ánimo de ser bailes.

Hay una lista interminable de compositores, poetas, duetos, tríos, intérpretes y conjuntos que han desfilado inolvidablemente por el corazón de la música andina colombiana. Se corre el riesgo de pecar al dejar a muchos por fuera, pero cómo no mencionar a Pedro Morales Pino, Jorge Villamil, Garzón y Collazos, Silva y Villalba, José A. Morales, Jaime R. Echavarría, Jaime Llano González, Héctor Ochoa, y… faltan muchos y se piden disculpas.

Los protagonistas de hoy emulan y enaltecen a esas glorias musicales. Borda y Sanjuán, un dueto maravilloso, ha dedicado su vida a este arte y a sorprendernos con su vigencia y actualidad. 50 años largos de cultivar nuestra música colombiana con tanto éxito nos hace pensar que algo tienen que nos envuelve y nos maravilla. Son tan auténticos como los iniciadores más antiguos y tienen un poder de transmitir esos sentires que nos emociona profundamente. Sus voces se compaginan o se complementan en un binomio verdaderamente ideal. Suena a cliché, pero literalmente son dos voces en un solo corazón. Es como para creer que hasta se deben conocer las mañas… Como tantos, recibieron la ayuda de las innovaciones a través de Raúl Castaño, un reconocido virtuoso del órgano y el piano, que junto a otros entusiastas del medio decidieron unirse a su fiesta musical. Los acompañan, los complementan, los enriquecen y hacen un verdadero deleite oír sus interpretaciones hoy por hoy. Un conjunto digno de pedestal, porque se lo han ganado.

Y ahí no se queda, porque como la tendencia de moda es el uso de conjuntos de corte clásico para acompañar o hacer música del ámbito popular, esta vez estará la Orquesta de los Andes dando ese toque de sinfonía y clasicismo. Otro complemento, otra innovación y otro enriquecimiento, eso sí, sin traicionar la maravillosa esencia de la tradición. Oiremos obras comunes y obras en que se alternan los conjuntos, siempre impulsados por exaltar la belleza de nuestra música andina.

No haremos referencia a las obras expresamente, pues la presentación puntual estará a cargo del maestro Borda que las anunciará, pero nos adelantamos a mencionar que habrá un paseo musical extenso por géneros y autores, antiguos y modernos, que pretende resumir lo central de nuestra música andina. Una selección muy acertada de obras muy queridas que hará de esta velada una ocasión como para recordar

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